El Dr. Pablo Baz, vocal del Colegio de Médicos, advierte que cerca de 32 facultativos se retirarán este año, mientras que solo se espera cubrir una decena de plazas con nuevos residentes, lo que tensionará especialmente el medio rural
La Atención Primaria en la provincia de Salamanca se enfrenta a una situación crítica. Una importante oleada de jubilaciones de médicos de familia amenaza con afectar la estabilidad de la asistencia sanitaria más cercana al ciudadano, especialmente en un medio rural ya de por sí con dificultades. En esta entrevista, el Dr. Pablo Baz, médico de atención primaria rural y vocal de médicos de familia en el Colegio de Médicos de Salamanca, describe un panorama complejo que exige medidas urgentes.
El núcleo del problema radica en las cifras. "En Salamanca va a haber cerca de 32 jubilaciones de aquí a fin de año", advierte el Dr. Baz . Este éxodo de profesionales experimentados no encuentra un relevo generacional suficiente. Aunque este año finalizan su formación 18 médicos residentes de familia, las previsiones más optimistas apuntan a que solo "unos diez aproximadamente" podrían acabar cubriendo estas vacantes en la provincia. Esta situación, según el facultativo, "va a ser complicado el cubrirlas porque no hay médicos que salgan suficientes", y se agravará con la llegada del verano, "el periodo estival, las vacaciones, los permisos".
Ante la pregunta de cómo se afronta la falta de personal, ya sea por jubilaciones o vacaciones, la respuesta del Dr. Baz es directa: "Se acumulan, es decir, esa consulta la pasa el compañero de al lado" . Esta práctica, convertida en habitual, implica que los médicos que permanecen en sus puestos deben asumir la carga de trabajo de sus colegas ausentes. Si bien en un centro de salud urbano puede significar atender a más pacientes en el despacho contiguo, en el ámbito rural la situación se complica considerablemente.
"En el caso de la medicina rural el problema viene que no es que sea el despacho de al lado, sino que es los pueblos de al lado. Entonces, si uno lleva dos o tres [pueblos], pues te juntas con otros dos o tres", explica el facultativo . Esta acumulación de consultas no solo incrementa el número de pacientes, sino también los desplazamientos y el tiempo dedicado a la asistencia. El verano, además, agudiza esta tensión, ya que "a nivel rural suele aumentar la población".
La medicina rural, fundamental para garantizar la equidad en el acceso a la salud, enfrenta dificultades particulares. El Dr. Baz reconoce que, si bien "el medio rural, si está más cercano Salamanca, es más atractivo", para los nuevos profesionales, pero las zonas más lejanas "son menos atractivas por dispersión, porque el profesional está en coche, tiene que estar más tiempo en la carretera, estás más solo también" . Esta soledad profesional y la dispersión geográfica reducen el atractivo de estas plazas.
A esto se suma una aparente falta de incentivos específicos, ya que "no nos incentiva de alguna forma" y los "puestos de difícil cobertura tampoco están bien delimitados cuáles son" . Como resultado, "los médicos recientes que acaban prefieren también pues zonas urbanas y semiurbanas", señala el Dr. Baz. Las áreas más remotas de la provincia, "zonas en Salamanca muy lejos del hospital", se convierten en las menos demandadas.
Las guardias, o atención continuada, en el medio rural también presentan sus propias características. Se organizan en un centro de salud de cabecera que da cobertura a varios consultorios periféricos. Durante el verano, la cobertura de las guardias de los compañeros de vacaciones recae sobre los que quedan, aumentando aún más "el volumen de trabajo en general en estas épocas".
La dedicación que exige la medicina de familia, especialmente en entornos con escasez de personal y grandes distancias, plantea serios desafíos para la conciliación de la vida profesional y personal. Aunque el horario habitual es matutino, las guardias y la presión asistencial pueden alterar cualquier planificación.
"Tienes que tener una cierta cobertura si tú estás de guardia un día de diario, pues tienes que tener un soporte", comenta el Dr. Baz , refiriéndose a la necesidad de apoyo familiar o externo. Existe, además, un componente vocacional que a menudo lleva a los profesionales a una autoexigencia elevada. "Tratamos de esa responsabilidad que nos lleva de no abandonar a nuestros pacientes y nos cuesta un poco eso coger esos permisos, esos riesgos laborales, en embarazos", confiesa el doctor, evidenciando la dificultad para ejercer derechos laborales básicos.
Para revertir esta crítica situación, el Dr. Pablo Baz subraya dos reivindicaciones fundamentales. La primera, una mayor financiación para la Atención Primaria. "Tiene el mismo derecho de ser asistido un paciente de la zona del Abadengo o Lumbrales, que el que está en el centro de la capital de Salamanca", defiende. Esta equidad solo puede garantizarse si "no se pueden desaparecer los recursos sanitarios. Es fundamental que se conserven".
La segunda gran línea de actuación se centra en la formación y la promoción de la especialidad, especialmente en su vertiente rural. El Dr. Baz considera crucial "fomentar desde el grado, desde la universidad, que se conozca la atención primaria rural" . Argumenta que "lo que se desconoce se teme o se obvia", por lo que es indispensable que los estudiantes de Medicina tengan un contacto temprano. Propone, asimismo, que durante el MIR haya "también mayor rotaciones por por la medicina rural".
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