Mario Dosuna cambió la hostelería por la apicultura en la Sierra de Francia tras un curso. Ahora gestiona 200 colmenas en un proyecto de emprendimiento rural, reinvirtiendo recursos mientras busca vivir de su pasión por las abejas
Tras vender su negocio de hostelería, el salmantino Mario Dosuna se encontraba en un periodo de transición. La apicultura llegó a su vida a través de un curso de formación, una oportunidad que surgió por mediación de un familiar y un amigo, sin que él tuviera una intención previa de dedicarse a ello. "Yo no tenía ninguna intención de hacer nada", reconoce.
El curso resultó ser una experiencia determinante, en gran medida por la influencia de su profesor, Miguel, un veterinario de León con un gran conocimiento del sector apícola. "Tuve la gran suerte de que mi profesor es un apasionado de las abejas y tuvimos muy buen feeling desde el principio. Me inculcó la pasión por la abeja", explica Dosuna. Esta conexión fue decisiva: "En el comienzo del curso no, pero a los 10 días siguientes ya me di cuenta de que yo quería vivir de esto y que costara lo que costara lo iba a hacer".
Con el apoyo de su familia, que posee terrenos en la Sierra de Francia, Mario Dosuna inició su proyecto apícola. Siguiendo el consejo de su mentor comenzó con doce colmenas. Los resultados iniciales fueron positivos. "Al acabar la temporada, se entiende que hay un proceso de mortandad muy alto en las colmenas y de las doce solamente se me murió una". Este bajo índice de mortandad animó a Miguel a recomendarle una expansión, ya que quedaba demostrado su buen hacer en las colmenas que había trabajado.
En ese momento, Mario Dosuna se hizo con 200 colmenas para afrontar su segunda campaña. Afrontar el trabajo en el campo y la gestión de un número tan elevado de colmenas presentó desafíos. No obstante, la seguridad transmitida por su profesor fue un apoyo importante. "Él me daba esa seguridad de que yo valía para ello. Entonces, cuando llegué al campo y estaba yo solo, no tenía dudas de lo que estaba haciendo en las colmenas", recuerda. Aun así, la falta de experiencia generó interrogantes: "Al final estás en el campo y eres una persona inexperta y se te plantean muchas dudas". En esos casos, recurría de nuevo a Miguel para obtener asesoramiento.
El emprendimiento en el sector primario también implica gestiones administrativas. Mario Dosuna solicitó una ayuda de incorporación al mundo agrario. Para la tramitación de la documentación y el cumplimiento de la normativa sanitaria, fundamental al producir un alimento, ha contado con el asesoramiento de sindicatos agrarios.
Para este joven salmantino, la valoración de su miel es una fuente de satisfacción: "Sobre todo, lo que más agradezco es cuando la gente te dice o te agradece que sea un producto de primera calidad, que lo aprecian, ¿no? Al final tú le pones amor y ese cariño para que ese producto sea de primera y los consumidores lo noten en el paladar".
Mario Dosuna subraya la diferencia entre la miel artesanal que produce y las mieles comerciales. Considera que poder mostrar el proceso de elaboración, incluso mediante vídeos, aporta un valor añadido que los consumidores reconocen.
El trabajo del apicultor varía según la temporada. Actualmente, a finales de primavera, las tareas se centran en la preparación para la recolección de miel. Previamente, en las semanas anteriores, el trabajo se enfocó en la "doble reproducción, es decir, hacer enjambres para poder reproducir para el año que viene", una labor clave para la continuidad y crecimiento de la explotación.
Respecto a sus objetivos a largo plazo, Mario Dosuna prefiere un enfoque progresivo: "Te soy sincero y voy a mencionar un poco a Cholo Simeone: partido a partido. No tengo las expectativas quizás muy altas porque voy día a día". Su principal motivación es "el poder vivir de un mundo para mí que es apasionante. Estoy muy contento de haber podido conocer un mundo así y que me haya apasionado mucho".
Por el momento, la apicultura no le genera ingresos suficientes para ser su única fuente económica. "Actualmente no. Es verdad que tengo que tener otro soporte económico", admite. Una sociedad empresarial previa a su dedicación a las abejas le proporciona fondos que reinvierte en su proyecto apícola, al que dedica todo su tiempo. "Al principio es invertir, invertir, invertir y persistir, lógicamente", señala sobre la fase inicial del emprendimiento.
En un contexto donde se debate sobre la falta de relevo generacional en el sector primario, la iniciativa de un joven como Mario Dosuna es notable. Él mismo se considera una excepción: "¿Si me siento un bicho raro? Sí, 100%, pero desde que era pequeñito", comenta. Es consciente de las dificultades del trabajo en el campo: "Son trabajos duros y es constancia, sacrificar horas de sueño... Tiene muchos hándicaps en negativo". No obstante, se centra en los aspectos positivos: "Pero tiene cosas muy positivas. Y al final, pues, si te enfocas en lo positivo es lo que realmente vale".
Sobre el futuro del sector, Dosuna espera que las explotaciones existentes puedan continuar, pero reconoce la necesidad de nuevas incorporaciones. "Si se van nuestros mayores otros tienen que venir. Y si somos nosotros, en este caso, con unas prácticas apícolas modernizadas y adaptadas al momento, pues, bienvenidos", concluye.
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