, 22 de junio de 2025
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FOTOS | Más allá del verano: así es el trabajo de los bomberos forestales en Salamanca durante todo el año
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REPORTAJE

FOTOS | Más allá del verano: así es el trabajo de los bomberos forestales en Salamanca durante todo el año

Actualizado 22/05/2025 08:25

El Aeródromo de El Maíllo es un centro neurálgico en la estrategia contra incendios de Salamanca, operativo los 365 días. Sus equipos realizan prevención, vigilancia, preparación física y extinción, coordinando medios terrestres y aéreos para proteger el patrimonio natural

Cuando el estío aprieta y las llamas amenazan los montes salmantinos, los equipos de extinción se convierten en la imagen visible de una batalla. Sin embargo, la verdadera salvaguarda del patrimonio natural de Salamanca es una labor silenciosa y constante, un engranaje humano y técnico que opera desde enclaves estratégicos como el Aeródromo de El Maíllo durante todo el año.

La provincia de Salamanca cuenta con una red de bases para las cuadrillas helitransportadas, siendo tres las principales: Guadramiro, El Bodón y El Maíllo. Esta última, situada en un enclave geográfico privilegiado, es un ejemplo de la capacidad de respuesta. Francisco Bolaños, técnico del servicio de incendios de la JCYL, desmonta la idea de que estos profesionales solo actúan en verano, ya que también lo hacen en invierno. "Los trabajos son en la línea de prevención, educación ambiental y extinción, principalmente", subraya, destacando una visión integral que se extiende los 365 días.

Fuera de la temporada de alto riesgo, la labor preventiva es fundamental. Los equipos se dedican a tratamientos silvícolas para reducir el combustible vegetal, al mantenimiento de fajas auxiliares, la conservación de pistas forestales y cortafuegos, y la creación y mantenimiento de puntos de toma de agua para helicópteros y vehículos terrestres. Un aspecto crucial es el trabajo en la interfaz urbano-forestal, protegiendo los perímetros de los pueblos.

La dinámica cambia radicalmente con la llegada de la época de peligro alto, fijada normativamente en Castilla y León del 12 de julio al 12 de octubre, aunque estas fechas pueden ajustarse según la climatología. "En época de peligro alto de incendios nos dedicamos solamente a extinción", explica Bolaños. Durante este periodo, el sistema de "despacho automático" garantiza una respuesta veloz: "En cuanto hay un aviso de una posible emergencia en esa parte que corresponde a una base, automáticamente despega la cuadrilla con un helicóptero". La celeridad es vital: "El tiempo que tienen desde que reciben el aviso hasta que tienen que estar en vuelo son 10 minutos".

La base de El Maíllo cubre un extenso territorio que abarca hasta el límite este de la provincia (zonas de Béjar y Candelario) y la mitad de la Sierra de Francia, compartiendo área con El Bodón, que se encarga del límite suroccidental hasta casi el Campo Charro. Guadramiro cubre la comarca de Vitigudino y parte de Zamora. Esta coordinación permite incluso asistir a otras comunidades autónomas.

Equipos humanos: la fuerza de El Maíllo

Durante la temporada estival, la base de El Maíllo puede albergar a unas 30 personas, incluyendo personal de la autobomba y las cuadrillas. Diariamente, hay dos cuadrillas activas: una de mañana y otra de tarde, con un solape horario, mientras una tercera descansa, garantizando cobertura continua. En invierno, la dotación se ajusta a una o dos cuadrillas para labores preventivas.

Cada cuadrilla está formada por ocho personas: un técnico, un capataz y cinco peones especialistas. En época de peligro alto, se suma un agente medioambiental helitransportado. El helicóptero, habitualmente un Bell 212, transporta al piloto, copiloto, el agente medioambiental y la cuadrilla.

La detección temprana es fundamental, y para ello, la provincia dispone de una extensa "red de puestos de vigilancia". "Estos compañeros, en la época de peligro alto trabajan en haciendo labores de vigilancia, incendios y de apoyo a veces en la extinción, también con las comunicaciones" explica.

En épocas de peligro bajo o medio, "hacen labores preventivas, trabajos de mantenimiento de infraestructuras en el monte", como desbroces o limpieza de cortafuegos. La dedicación se refleja en los horarios: "En verano, en época de peligro alto hay un puesto de 24 horas", confirma el coordinador, refiriéndose al emblemático puesto de la Peña de Francia. Otros dos puntos estratégicos, Peñanegra y Pozo de los Moros, amplían su cobertura "de 6 de la mañana a 2 de la mañana", mientras el resto de los puestos ajustan su operatividad a la luz solar.

La importancia de la preparación diaria

La eficacia en el terreno se cimienta en horas de entrenamiento y disciplina. Manolo, uno de los integrantes de una cuadrilla, lo tiene claro: "Al llegar por la mañana, siempre preparación física. Carrera, luego estiramientos, tenemos una máquina de hacer flexiones, abdominales". Y recalca: "hay que estar físicamente muy bien, hay que estar preparado físicamente, si no el fuego te pilla".

Un técnico responsable de la formación y los operativos de extinción en la base de El Maíllo profundiza: "Ellos tienen un programa de formación y un programa de preparación física". Este programa incluye "la preparación física puramente deportiva... ejercicios aeróbicos y ejercicios de fuerza" y, fundamentalmente, "el trabajo con herramienta". De hecho, "cada vez más, los preparadores físicos nos están preparando unas rutinas en las cuales sustituyes ejercicios puramente deportivos por ejercicios con herramienta", adaptando el entrenamiento a las exigencias reales del monte.

Uno de los mayores desafíos es el calor. "Es importante entrenar con calor, porque luego te va a tocar trabajar con mucho calor", afirman. Esta aclimatación implica someterse controladamente a condiciones extremas. "Ellos en verano, pues, a veces a las 4 de la tarde, ponen todo el equipo y hacen una marcha de 10 o 12 kilómetros", describe. Manolo apostilla la dureza: "con estos calores de 35 grados". Cerca del frente de llamas, la temperatura puede ascender drásticamente: "Que haya treinta y tantos grados de ambiente y cerca del frente, pues, estás a veces a 60 o 65 grados", revela el especialista.

Estrategia y técnica: más allá de la fuerza bruta

La estrategia es crucial. "Depende de la altura de llama", explica el técnico, "que es la que condiciona si se puede trabajar en ataque directo o en ataque indirecto". Cuando las llamas alcanzan dimensiones como los "60 metros de alto", el acercamiento directo es imposible.

En esos escenarios, la coordinación con medios aéreos es vital. "La combinación de cuadrilla más helicóptero lo que hace es eso, condicionar la altura, o sea, facilitar que la altura de llama sea accesible a los trabajadores". La descarga de agua "suele hacer bajar la altura de llama. Si tú no hicieras nada después, volvería a surgir la llama. Entonces, lo que hacen ellos es utilizar la descarga del helicóptero para que baje la altura de llama y entonces entran a trabajar, y con herramientas apagan el fuego". El técnico desmitifica una creencia: "El fuego con agua no se apaga prácticamente nunca", refiriéndose a la extinción completa de un incendio forestal de envergadura con solo ese medio. Las herramientas especializadas, manejadas con pericia, son las que permiten rematar la faena.

La prevención

A pesar de la ingente labor y profesionalidad del dispositivo, la prevención sigue siendo la herramienta más poderosa, especialmente cuando se considera el origen de los fuegos. "El 90% de los incendios tienen un origen de actividad humana", sentencia Fran Bolaños. De este porcentaje, aproximadamente la mitad son negligencias o accidentes, y un alarmante 40% son intencionados.

Combatir la intencionalidad requiere educación ambiental y colaboración, mientras que para evitar accidentes, las recomendaciones son claras: no utilizar fuego en el monte durante el verano y extremar la precaución al trabajar con maquinaria. El trabajo incansable de todos los efectivos del operativo de incendios de Salamanca es un testimonio de dedicación y profesionalidad los 365 días del año, un esfuerzo a menudo silencioso pero vital para la salvaguarda del valioso patrimonio natural de la provincia y la seguridad de sus habitantes.

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