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Patria
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Patria

Actualizado 22/05/2025 08:01

"No reniego del patriotismo, pero primeramente soy un ser humano, y cuando ambas cosas son incompatibles, siempre le doy la razón al ser humano" (Hermann Hesse)

"Alejate presuroso de los que emplean el tiempo en repetir que son patriotas, y viven del patriotismo de los demás" (Constancio C. Vigil)

“Es importante hablar de lo que importa. Callar mata en silencio. Lo que no se nombra existe. Silenciar la lengua no oculta el sufrimiento humano ni las desgracias que hieren a la naturaleza. En silencio, no duele la muerte cuando no es cercana, cuando no te concierne. En silencio acecha la muerte detrás del jolgorio de la vida. En silencio alientan la guerra los cruzados del universo facha, con Trump a la cabeza y Wall Street haciendo caja.

El silencio es una ovación cerrada a quienes, sembrado el odio, cosechan las fobias y las agresiones que dañan y maltratan a la sociedad en las calles, los medios y las redes sociales. El silencio es la validación del bulo y la desinformación, el despeñadero donde pretenden arrojar a la verdad y a la democracia los enemigos de la Verdad y la Democracia. El silencio es el cadalso donde cuelga, oscilando, linchado, el cuerpo inerte de la Libertad.

Don Antonio Machado, en plena Guerra Civil, escribió: «En España lo mejor es el pueblo. Siempre ha sido lo mismo. En los trances duros, los señoritos invocan la patria y la venden; el pueblo no la nombra siquiera, pero la compra con su sangre y la salva». La palabra “vendepatrias”, (no recogida en el Diccionario de la RAE, pero sí en el Corpus Diacrónico del español -CORDE-) viene a significar “que actúa en contra de los principios, la legalidad o el beneficio de su propia patria”. Por último, el concepto patriota de hojalata alude a que “algo hecho de hojalata puede ser muy ruidoso, pero por dentro está vacío y hueco”.

Lo anterior permite definir el ardor patriótico simbolizado en banderitas para muñecas, balcones, coches, solapas y correas de mascotas que exhibe la autollamada gente de bien. A muchas de estas personas se les llena la boca de Patria, aunque no les tiembla el pulso a la hora de venderla a intereses privados, sea a fondos buitre o a multinacionales. A esta gente populista y “vendepatrias”, que no duda en aplaudir a peligrosos enemigos como Putin o Trump, le viene como anillo al dedo la infame etiqueta “patriotas de hojalata”.

Estos tiempos aciagos para la humanidad, para Europa y para las Patrias, en los que Trump impone fobias, pobreza y bombas, se decanta por incrementar el presupuesto para armamento, son tiempos propicios para que el patriota rechace las falsas banderas, defienda a sus compatriotas y arremeta contra populismos bélicos. El patriota de hojalata apoya medidas para la muerte de millones de personas en otra guerra estéril que sólo servirá para llenar Europa de cadáveres y de dinero el bolsillo de una minoría.

El patriota tiene el deber ineludible de defender el campo, la industria y el comercio de su país de la arbitraria agresión de Trump. El patriota debe evitar consumir productos americanos, eludir sus franquicias y buscar alternativas a sus portales. Al contrario, el “vendepatrias” estará orgulloso de ser cliente premium de ese mercado que daña al comercio local y el patriota de hojalata alardeará de la falsa calidad de los productos importados que fabrican los americanos en paraísos de la esclavitud y la desregulación como China e India.

El patriota jamás apoyará la supresión de Pensiones, Sanidad, Educación y Dependencia del Sistema Público a sus compatriotas para que empresas privadas hagan negocio con los derechos. El patriota de hojalata tiene plan de pensiones y seguro sanitario privado, lleva a sus hijos a colegios privados y mal paga de forma ilegal a mucamas “ilegales” para el servicio doméstico. El “vendepatrias” defiende la colaboración pública/privada, justifica privatizar beneficios, socializar pérdidas y el chorreo de comisiones en sus entornos.

El patriota reconoce, agradece y paga el trabajo de quienes cuidan a las personas mayores, trabajan los campos, arriesgan su salud en los invernaderos, se mueven en los andamios, venden fruta o sirven en la hostelería. El “vendepatrias” aplaudirá la coyuntura de que sus compatriotas se vean obligados a salir al extranjero para encontrar los proyectos de vida y la dignidad que la patria les niega. El patriota de hojalata señalará el color de la piel, el origen y la religión del trabajador extranjero y lo buscará sin papeles para explotarlo.

El patriota ondea la bandera de la convivencia en paz y libertad en una sociedad justa, igualitaria y solidaria. El “vendepatrias” tiene mil banderas que utilizará en su interés, siendo las más numerosas y llamativas las de los paraísos fiscales donde guarda lo que expolia al resto de la sociedad. El patriota de hojalata, amén de meter el cazo en el bien común, agitará pendones en tiempos bélicos como éstos, portará estandartes de populismo religioso sin fe ni credo y utilizará la propia bandera del país de forma sectaria y excluyente”.

Fermín González, salamancartvaldia.es, blog taurinerías

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