En los actos oficiados por el párroco Anselmo Matilla participaron los cinco niños y niñas que han recibido la primera comunión, encargados de lanzar pétalos de rosas en la bendición de niños situados en los distintos altares del recorrido procesional
Como es tradicional el tercer domingo de junio, los vecinos de Boada celebraron este 15 de junio la fiesta del Corpus Christi, celebración mayor del municipio desde que en 1611 la localidad obtuvo una bula del Papa Paulo V, con este fin.
Estas celebraciones arrancaban a las 13:00 horas con la eucaristía, ceremonia que daba paso a la procesión del Santísimo por las calles y plaza del pueblo, actos oficiados por el párroco Anselmo Matilla Santos y en el que participaron numerosas personas, que como cada año realizaron el recorrido en señal de devoción y con total recogimiento.
Tampoco faltaron las cuatro niñas y el niño que este año han tomado su primera comunión, siendo los encargados de lanzar al aire pétalos de rosas en cada uno de los altares instalados en el recorrido, monumentos donde fueron bendecidos los niños nacidos en el último año natural desde la anterior celebración del Corpus.
Seguidamente a los actos religiosos, en la Plaza Mayor se ofreció un convite con abundantes dulces, chochos y limonada, por gentileza del Ayuntamiento. Todos los actos estuvieron acompañados de la música tradicional charra con gaita y tamboril.
Jesús Cruz, vecino de la localidad, recordaba en declaraciones a este medio que “tanto interés mostraron nuestros antepasados en celebrar las fiestas de Boada el tercer domingo de junio en honor del Santísimo Sacramento, que solicitaron y consiguieron del Papa Paulo V en Roma una bula en el año 1611, dotando a la parroquia de las mismas indulgencias y privilegios, asegurándose así la celebración de las fiestas patronales del Santísimo Sacramento el tercer domingo de junio, con independencia de la fecha en que la Iglesia celebre el día del Corpus”.
Cabe señalar que desde hace dos años la Corporación municipal de Boada decidió trasladar los actos lúdicos festivos, al primer fin de semana de julio para facilitar la participación de un mayor número de boadenses en las fiestas, especialmente jóvenes, ya que estas fiestas coinciden con el curso escolar aún por finalizar el, lo que impide el regreso de boadenses por esas fechas, como argumentó en su momento el alcalde de la localidad, Matías Garzón. No en vano, esta decisión rompía con una tradición y cultura que “unía la fiesta religiosa y la civil”, por lo que “esta decisión sigue siendo criticada por una buena parte de los vecinos”, asegura Cruz.