Un proyecto pionero combina una nueva batería neuropsicológica con neuroimagen fNIRS para detectar cambios cognitivos tempranos asociados a la demencia
En un esfuerzo por adelantarse a los devastadores efectos del alzheimer, la Universidad de Salamanca (USAL) ha puesto en marcha el ambicioso proyecto de investigación ‘Luria DNA-2’. Esta iniciativa, liderada por los investigadores Patricia Alzola, Israel Contador y Emiliano Díez-Villoria, busca identificar de manera temprana los cambios cognitivos y neuro-funcionales que preceden a la enfermedad, abriendo una nueva vía de esperanza para miles de personas.
El trabajo, impulsado desde el laboratorio de neuroimagen funcional ‘Social Neurolab’ y los Grupos de Investigación Reconocida (GIRs) ‘Envejecimiento, Cognición y Salud’ y ‘Cognición y Trastornos del Neurodesarrollo’, podría ser clave para anticipar la aplicación de estrategias orientadas a la prevención del deterioro cognitivo.
El envejecimiento progresivo de la población ha traído consigo un aumento de patologías crónicas como la demencia, siendo el alzheimer su forma más común. Ante esta realidad, reconocida como una prioridad de salud pública y a menudo infradiagnosticada, la detección precoz se erige como un pilar fundamental.
En este escenario, la USAL desarrolla el proyecto ‘Luria DNA-2’, que articula el diseño de una novedosa batería de diagnóstico neuropsicológico original para mayores con el estudio de sus correlatos neurobiológicos mediante la técnica de neuroimagen fNIRS (espectroscopia funcional del infrarrojo cercano).
Patricia Alzola, investigadora principal de la iniciativa desarrollada en el marco de su tesis doctoral, informa que esta nueva línea de estudio permitirá “avanzar en la identificación temprana de biomarcadores de cambios cognitivos asociados a la demencia y a la Enfermedad de Alzheimer (EA) en adultos”. Subraya que las quejas de memoria, cuya prevalencia “oscila entre el 50-80% en personas mayores de 70 años”, son motivo de consulta frecuente y “ponen de relieve la necesidad de disponer marcadores biológicos y cognitivos que nos permitan identificar perfiles de riesgo”.
La gestión integral del proyecto se ejecutará durante los próximos tres años en el marco de las actividades colaborativas de los GIR ‘Envejecimiento, Cognición y Salud’, dirigido por Israel Contador, catedrático de Psicobiología, y ‘Cognición y Trastornos del Neurodesarrollo’, liderado por Emiliano Díez-Villoria, catedrático del Área de Psicología Básica y director del Instituto Universitario de Integración en la Comunidad (INICO).
El objetivo final, compartido por los autores del proyecto, es poner a disposición de la práctica clínica instrumentos neuropsicológicos “fiables, válidos y adaptados socioculturalmente, para la detección temprana de los cambios cognitivos asociados al riesgo de padecer Alzheimer u otras formas de demencia”.
La batería ‘Luria Diagnóstico Neuropsicológico en Adultos-2 (DNA-2) 2’ evalúa cuatro dominios cognitivos: memoria, lenguaje, función ejecutiva y función visuoespacial. Los expertos de la USAL se muestran muy satisfechos tras haber obtenido recientemente “datos favorables sobre su fiabilidad y validez concurrente”, apunta Alzola. Esta herramienta está dirigida a adultos mayores, específicamente a personas mayores de 55 años con quejas de memoria.
Esta batería es una evolución de una herramienta previa de 2000 y presenta mejoras sustanciales, como eliminar el componente específico de la lectoescritura, que era un limitador para ancianos con bajo o nulo nivel educativo. El tiempo de ejecución se ha reducido a unos 35 minutos en personas cognitivamente sanas.
Además, no solo ofrece puntuaciones cuantitativas, sino que también observa cómo la persona ejecuta las tareas, lo que permite hacer “una evaluación de carácter más cualitativo y sacar un perfil neuropsicológico mucho más íntegro del paciente”, resume Patricia Alzola. Israel Contador incide en que ‘Luria DNA-2’ permitirá "caracterizar y/o estudiar de forma fiable el rendimiento cognitivo de los ancianos sanos y compararlos con aquellos que refieren quejas subjetivas de memoria, para entender si existe algún tipo de patrón diferencial”.
Para comprender las bases neurobiológicas subyacentes, el estudio se complementará con una importante actividad de investigación en el laboratorio de neuroimagen funcional ‘Social Neurolab’, ubicado en la Facultad de Educación. Se utilizará la técnica fNIRS, un método innovador, versátil y compatible con la práctica clínica que mide los cambios en la oxigenación cerebral.
Emiliano Díez-Villoria y su GIR, con una sólida trayectoria en el uso de fNIRS para biomarcadores en Trastornos del Espectro Autista, serán los responsables principales de esta vertiente. Díez-Villoria explica que la técnica consiste en “medir la cantidad de hemoglobina que pasa en un momento determinado por el cerebro de una persona, siendo esto un posible indicador de actividad cognitiva. Lo que nos permitirá establecer hipótesis sobre cómo una persona llega a tener un rendimiento en una prueba de carácter neuropsicológico”.
Los autores subrayan que, “hasta donde sabemos, este es el primer estudio que pretende utilizar un sistema fNIRS para proporcionar evidencias neurobiológicas durante la administración de una batería neuropsicológica completa en adultos mayores”. Se analizará la relación entre las puntuaciones en la batería Luria DNA-2 y los cambios en la oxigenación cerebral, y se comparará la actividad hemodinámica cerebral en personas con quejas cognitivas subjetivas con la de aquellas sin quejas.
“Apenas existe literatura científica sobre los cambios neuro-funcionales con la técnica fNIRS en personas que presentan declive cognitivo subjetivo”, subraya Israel Contador. Por ello, el trabajo de la USAL puede beneficiar en anticipar la aplicación de estrategias orientadas a la prevención del deterioro cognitivo, “con el consiguiente alivio que conllevaría para el sistema sanitario y los costes asociados a su atención“.
Los datos oficiales indican que las demencias “tienen un coste elevado para el sistema de salud español, que oscilan desde los 27.000 € hasta los 40.000 € anuales”, y “más del 50% de los mismos son asumidos por el propio paciente o la familia”. Contador remarca que “una detección a tiempo no solo facilitaría la intervención temprana, sino que también mejoraría la calidad de vida de las personas afectadas y sus familiares, agilizando la planificación y el acceso a los recursos sociosanitarios disponibles”.
Por su parte, Emiliano Díez-Villoria es rotundo: “desde el INICO y desde el GIR Cognición y Trastornos del Neurodesarrollo trabajamos por construir una sociedad más inclusiva, y nuestro interés principal es avanzar en el conocimiento que permita mejorar la situación vital de las personas que padecen algún tipo de discapacidad cognitiva”. Destaca también la función de las universidades para "impulsar una investigación básica de calidad".
Tras casi un año de puesta a punto del protocolo, el proyecto de la USAL iniciará próximamente su fase piloto en las dependencias del ‘Social Neurolab’. Inicialmente, participarán personas mayores de 55 años de la provincia y ciudad de Salamanca, contando con la colaboración voluntaria del Programa Interuniversitario de la Experiencia (sede de Salamanca), asociaciones de personas mayores, asociaciones de vecinos y centros de salud de la provincia. No obstante, está abierto a cualquier persona mayor de 55 años que desee contribuir.
El equipamiento del laboratorio pertenece a la Red de Infraestructuras Castilla y León (INFRARED), cofinanciado por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional para 2019 y la Universidad de Salamanca. Patricia Alzola es beneficiaria de una ayuda para la Formación de Profesorado Universitario FPU 2022 y, además, el proyecto está parcialmente financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad de España.
El fin último que persigue el proyecto, según concluyen los investigadores, es conocer de primera mano “la información recogida en esa ‘caja negra’ del cerebro, lo que permitiría entender mejor las dificultades cognitivas susceptibles de derivar en demencia para, así, planificar apoyos y estrategias que mejoren la calidad de vida de las personas”.
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