¡Estamos jodidos!
Adela Cortina, Catedrática Emérita de Ética y Filosofía Política de la Universidad de Valencia, respondiendo a una entrevista del diario Levante dijo: La corrupción política crean una desconfianza que llevan a las gentes a pensar que todos los partidos y todo el que pueda va a hacer lo mismo, la corrupción y la desconfianza que genera es lo peor que le puede pasar a una sociedad[1].
Así que ahora estamos en uno de los peores escenarios posibles porque tenemos un partido que apoya al Gobierno con evidentes síntomas de corrupción y al principal partido de la oposición, ya uno condenado por corrupción, sembrando desconfianza. Los demás observan y exigen explicaciones sin mojarse demasiado. ¿No me digan que no estamos jodidos?
Recuerdo que a principios de los 70 el precursor de la radio deportiva, José María García, en un programa de medianoche en la SER (Hora 25) repetía con frecuencia al hablar de la corrupción en el mundo del deporte que “para tener la boca grande, hay que tener el culo limpio” La cuestión es saber quiénes pueden permitirse tener la boca grande porque tienen el culo limpio.
También recuerdo (cuando uno se va haciendo viejo se acumulan en la memoria) que cuando estuve en Perú en el año 2000 sorprendió la noticia de que el entonces el presidente peruano, Alberto Fujimori, convocaba unas elecciones generales tras destaparse el escándalo de sobornó a un diputado de la oposición por parte del responsable de su servicio de espionaje. Numerosos partidos opositores se unieron para arrebatarle el poder y lo hicieron. Pero los nuevos dirigentes del país fueron de fracaso en fracaso ¿por qué? Pues porque lo único que les unía era el ardiente deseo de derrotar a Fujimori y detrás de ese objetivo no había ninguna propuesta de gobierno ¿les suena?
Por eso es importante que tras la protesta siempre haya una propuesta y los partidos de la oposición en nuestro país no parecen tenerla o al menos no la dan a conocer. La consigna es echar a Sánchez y la repiten como un mantra cada vez que pueden.
El caso es que, frente a este panorama, y tras la “cerdada” de Cerdán, el Presidente no se atreve a someterse a una la cuestión de confianza, que sólo él puede proponer, para visibilizar si aún cuenta con el apoyo necesario por parte de la Cámara de Diputados. Al Partido Popular, aunque cuenta con Vox, le faltan votos para ganar una moción de censura y rechaza de plano viajar a Waterloo, Bélgica (donde Napoleón sufrió una derrota incontestable y definitiva) para negociar con el Sr. Puigdemont que preside un imaginario Consejo por la República Catalana en el exilio. Otros socios del Gobierno critican con fuerza al Partido Socialista para marcar territorio, pero no se arriesgarían a apoyar una moción de censura porque perderían sus pociones a la sombra fresca de gobierno de Sánchez.
Y así no encontramos en una extravagante e incómoda situación. Estamos inquietos por los sobresaltos de nuevas informaciones que puedan derivarse de las cintas, registro, declaraciones, imputaciones, etc.… Vivimos en un sin vivir, pero ahí vamos al trantrán[2].
El filósofo y escritor Fernando Savater, en una conferencia que dio en México invitado por la Fundación Telefónica, afirmaba que “En cierta medida la corrupción es un asunto cultural y lo peor que le puede pasar a una sociedad es acostumbrarse a ella”.
¿Nos estamos acostumbrando? Porque si es así ¡Señores y Señoras, estamos bien jodidos!
[2] Según la RAE esta expresión se utiliza coloquialmente con el significado de con gran lentitud y sin ninguna prisa.
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