La Consejería de Sanidad insiste en la importancia de la hidratación constante, evitar la exposición solar en las horas centrales y prestar especial atención a niños, mayores y enfermos crónicos
Con la llegada del calor intenso propio del mes de julio, proteger la salud se convierte en una prioridad. Más allá del sentido común, existen pautas claras y efectivas para minimizar los riesgos asociados a las altas temperaturas. La Junta de Castilla y León, a través de su portal de Salud, ha difundido una serie de consejos esenciales para que la población pueda hacer frente a una posible ola de calor de forma segura y responsable.
El mensaje principal se centra en tres pilares: la hidratación activa y constante, incluso sin tener sed; la necesidad de evitar la actividad física y la exposición al sol en las horas centrales del día, concretamente entre las 12:00 y las 17:00 horas; y la protección especial que requieren los grupos de población más vulnerables, como personas mayores, niños, personas con discapacidad o enfermos crónicos.
La base para combatir los efectos del calor reside en lo que ingerimos. La primera recomendación es beber agua o líquidos con frecuencia, sin esperar a que aparezca la sensación de sed, ya que esta es un primer síntoma de deshidratación. En este sentido, se aconseja no abusar de bebidas con cafeína o alcohol, pues contribuyen a la pérdida de líquidos corporales.
La alimentación también juega un papel crucial. Es fundamental mantener una dieta saludable y ligera, evitando los excesos. Además, se debe prestar especial atención a la conservación de los alimentos, manteniéndolos refrigerados para no romper la cadena del frío y prevenir intoxicaciones alimentarias.
Modificar nuestros hábitos durante los días de mayor temperatura es clave. La Junta recomienda permanecer el mayor tiempo posible en lugares frescos, a la sombra o climatizados, y reducir drásticamente la actividad física en el exterior durante las horas de máxima insolación.
La vestimenta es otro factor a tener en cuenta, optando por ropa ligera, holgada y de tejidos transpirables. Una de las advertencias más serias y que requiere máxima atención es la de nunca dejar a ninguna persona o animal en un vehículo estacionado y cerrado, ya que la temperatura en su interior puede aumentar de forma drástica en pocos minutos, con consecuencias fatales.
El calor no afecta a todos por igual. Los niños pequeños, las personas mayores y quienes padecen enfermedades crónicas son especialmente sensibles a sus efectos. Es vital prestarles una atención especial, asegurando su correcta hidratación y evitando que se expongan al calor.
Finalmente, ante la aparición de síntomas persistentes o graves relacionados con el calor (mareos, calambres, agotamiento, dolor de cabeza), la recomendación es clara: consultar al médico para recibir un diagnóstico y tratamiento adecuados.
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