FOTOS | La meditación de las Siete Palabras vuelve a cautivar a los salmantinos en el Lunes Santo
La característica distintiva de esta celebración es su carácter ecuménico y participativo, donde siete personas diferentes comparten sus reflexiones personales sobre las últimas palabras pronunciadas por Jesús antes de morir
La iglesia de San Juan de Sahagún acogió este Lunes Santo la tradicional meditación colectiva sobre las últimas Siete Palabras de Cristo en la Cruz, un acto organizado por la Hermandad del Cristo del Amor y de la Paz que mantiene viva una tradición iniciada en 1979 con un enfoque renovador frente al clásico sermón del Viernes Santo.
La cita, que se ha consolidado como uno de los momentos significativos de la Semana Santa salmantina, volvió a destacar por su carácter ecuménico y participativo. Siete personas, en su mayoría laicos, compartieron sus reflexiones personales sobre cada una de las últimas palabras pronunciadas por Jesús antes de morir, en una fórmula que rompe con el esquema del sermón único y fomenta una mirada plural y profunda sobre el relato de la Pasión.
Los meditadores de esta edición de 2025 ofrecieron una diversidad de voces y perspectivas. Eva Cañas Martín, periodista del Servicio de Comunicación de la Diócesis y hermana de la cofradía, abrió la meditación con la primera palabra: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen". Le siguieron Germán Sánchez Díaz de Isla, abogado y miembro de Comunidades de Vida Cristiana; Julio de Manueles Jiménez, médico y poeta; y Domingo J. Montero Carrión, capuchino y profesor de Sagrada Escritura, quienes abordaron la segunda, tercera y cuarta palabra, respectivamente.
Completaron el acto Mari Carmen Sánchez Garrido, catequista con formación teológica; Rubén Legidos Baidez, presbítero de la Iglesia Española Reformada Episcopal (comunidad anglicana); y Manuel Ángel Martínez Juan, dominico y decano de la Facultad de Teología de San Esteban, con las últimas tres palabras de Cristo.
El evento contó con el acompañamiento musical del organista Mario Cortés y fue presentado por María Luisa Beltrán Lurueña, encargada de la liturgia y conducción del acto, que se desarrolló en un ambiente de recogimiento y reflexión.
