Éxito de público la presentación del libro de Natividad Cabezas “Un regalo bajo el burka”

Amiga de sus amigos, mujer de cultura, de comunicación y hacedora de lazos de unión, Natividad Cabezas llena el Casino con su sexto libro y tiembla su voz emocionada cuando su amiga, la profesora universitaria y experta en comunicación Maribel Fidalgo, presenta a esta mujer viajera que nos regala, no solo su experiencia personal en un libro, sino su entrega generosa, su amistad fecunda.

Cuántos amigos ha hecho alrededor del mundo Nati Cabezas, primero en su inicial desempeño como maestra en las Islas Canarias, que Nati es Licenciada de Psicopedagogía y persona muy formada en todos los aspectos relacionados con la educación, y después, como compañera de Antonio, ese marido de trabajo peripatético, químico y experto en riesgos laborales cuyo desempeño ha sido requerido por las grandes compañías en todas partes del mundo. El mundo que ha recorrido Nati, quien tiene, según Arantxa García en su presentación, “un corazón que late en varios idiomas y que nos entrega un libro con el que viajamos”.

Los que tenemos el privilegio de la amistad de Nati y Antonio, sabemos de su excepcional empatía, de su generoso apoyo, de su eficiente valía. Y la podemos imaginar abordando la aventura del viaje con asombro y gratitud, ese deseo de aprender y entender que vive con cada latido. Nati respira afecto, siente la necesidad de estar, comunicarse con el otro, de ahí que su experiencia escrita sea tan cercana y tan rica, porque para las presentadoras del acto, es “una mujer que une, que construye puentes” y su particular manera de mirar y amar se refleja, según Maribel Fidalgo, en su amor a la libertad, a la educación y al acto de compartir. Premisas que marcan su devenir como periodista en medios escritos, radio, el blog “Quita la mordaza” que tan bien entrevista y sobre todo, su tarea de gestora cultural.

Hemos visto y agradecido la generosidad de Nati hablando del trabajo de los otros en tiempos egoístas. Pero hoy hemos venido a escuchar “sobre su libro”. Un libro que ella explica con gratitud hacia quienes le abrieron la puerta a sus descubrimientos como inmigrante en los países del Golfo. Para Nati, el lector precisa de experiencias de vida, y lo mismo que hay que ser valientes para salir al mundo a trabajar, también hay que serlo para vivir una cultura tan diferente como la árabe que ella tan bien conoce, aunque si tiene que quedarse con un país de los muchos que ha recorrido, lo hace con México.

Nati vivió en Omán, en Kuwait, y curiosa y dispuesta, se adentró en su cultura tan diferente. Defensora de los derechos humanos –algunos de sus anteriores libros han tomado partido acerca de temas que luego se han hecho virales- no podía pasar de largo ante el tema de la mujer. “He querido poner un granito de arena para que el mundo sea más tolerante”, afirma, de ahí que la segunda parte del libro sea una historia de amor “peculiar”, porque según Fidalgo, cuánto hay de vertiente social, valiente, en el trabajo de Nati. Una autora que defiende la diferencia, el respeto, la necesidad de conocer al otro, de adaptarse. Y lo hace desde la propia experiencia, una experiencia que según ella solo ha sido posible gracias al trabajo de su marido.

Nati y Antonio se conocieron por la música, se casaron en una boda charra y han representado a nuestro país bailando, como la pareja bien avenida que son. Antonio es miembro de la banda de música “Felipe Espino” y el regalo que le hacen a Nati es interpretar un maravilloso repertorio de tres piezas relacionadas con el mundo árabe. Y ahí está Antonio, tocando la flauta travesera, uno más, a las órdenes de Jesús Corredera. Un auténtico regalo sonoro para el público que además, recibe la sorpresa de un poema declamado por la actriz Magdalena Fraile, quien lleva uno de los vestidos árabes de Nati. Vestidos bordados que la autora nos relaciona con los trajes charros que ella ha llevado tan bien, porque todos somos el mismo pueblo, un pueblo de joyas parecidas, de belleza que se une pese a todas las diferencias que la autora ha retratado de forma sencilla y sincera en su libro, mezcla de relato reivindicativo y experiencia de vida. Una vida compartida con quien ha hecho posible el viaje, la aventura, una vida que recorre el mundo con la misma mirada curiosa, atenta, generosa y sobre todo, llena de amor por las personas, esas personas que retrata en sus páginas y que se convierten en amigos. Amigos como los que una tarde de domingo llenan la sala para decirle a Nati cuánto la quieren, cuánto la queremos y cuánto la admiran, cuánto la admiramos. Es la experiencia del afecto en cultura convertida, comunicada, aplaudida y en un solo nombre definida: Nati Cabezas, nuestra amiga.

Charo Alonso.

Fotografía: Fernando Sánchez Gómez.