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'Tu librería de siempre', Mogarraz merece una visita también por esta sorprendente librería 
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'Tu librería de siempre', Mogarraz merece una visita también por esta sorprendente librería 

Actualizado 25/05/2025 10:47

En las calles de los retrato de Florencio Maíllo tiene su librería de viejo uno de los personajes más especiales de nuestra cultura regional

Las calles de Mogarraz junto a su hijo más artista, Florencio Maíllo, son diferentes. Nos hace notar un quiebro en la pared que se curva y luego se instala en una viga de madera, sorprendentemente cercana a la casa vecina, laberintos de otro tiempo, escaleras gastadas de tantos pasos en la oquedad de los callejones. Un esgrafiado moderno de su mano nos sale al paso, y hasta su rostro se asoma, como los de todos sus vecinos, en las paredes de Mogarraz. El proyecto que utilizó las fotografías tomadas a los vecinos en 1967 y que iba a ser temporal, se ha convertido en la seña de identidad de este pueblo de la sierra que supo, con otro Maíllo, alcalde de los primeros tiempos de la democracia, mantener su esencia, guardar su arquitectura en permanente equilibrio.

Cuántos retratos ha pintado ya Florencio Maíllo. Su pueblo es su particular pinacoteca, y la recorre con humildad. Señalando los lugares donde jugaba de niño y donde vivían los miembros de su familia. El último retrato de su madre tiene la pintura viva y palpitante. Y al fondo, la sierra de Béjar, sorprendentemente llena de nieve. Hemos venido a pasear Mogarraz al llamado de otro de los grandes de la cultura, capaces de llenar con su trabajo y su genio la España vaciada, crear trabajo y riqueza. Y Venancio Sánchez nos espera con su “hoja parroquial” sobre los autores que visitan sus viernes literarios, con su humor de iconoclasta, su sabia persona hospitalaria y sobre todo, con su inesperada librería.

¿No conoces al librero de Mogarraz? A Venancio todo el mundo le conocía menos yo y aunque me cuestan las carreteras de la sierra, aquí que hemos venido, a que se me pase el mareo entrando en este espacio que es algo más que una librería de viejo. Plena de libros, revistas, objetos que esperan ser amados, ordenada pese a la apariencia, la cueva de los tesoros de “Tu librería de siempre” es también un sorprendente espacio para la cultura, el encuentro, el intercambio, la música, el arte y la anécdota: Por el medio de las estanterías, hay servidumbre de paso…

Tiene nuestro librero de la calle El Troncho 6 esa sabiduría de humor especial de las personas que viven entre libros y vaciados del corazón. Una forma de ver la vida que hace que apetezcamos su conversación tanto como visitar su librería. Y en su charla, la gente de la cultura está tan viva como el Abate Melón, el ilustrado que cada calle de Mogarraz recuerda. Este pueblo en el que recaló nuestro librero, nacido en Béjar, editor iconoclasta que se define como un “bibliópata” y que tan bien se siente en este pueblo que le quiere, conocedores como son sus gentes del interés que despierta esta librería y el privilegio que supone tenerlo como vecino. Un pueblo con este fondo impresionante de libros al que Venancio responde con actos culturales, charlas, encuentros y sobre todo, la sorprendente lectura de un personaje del que nada sabemos y hace sonreír a Florencio Maíllo. Se trata de Ángel Rodríguez Campos, maestro en El Casar de Cáceres, autor de una obra mitológica sorprendente que se lee en Mogarraz para celebrar su cumpleaños… eso sí, convenientemente vestidos con túnica clásica, que para eso este personajes que se hacía llamar “Helénides de Salamina”, solo vestía de esa manera. Una historia que cuenta de forma sencilla Venancio, como si hablara del vecino de al lado, el que le pide la sal y le ofrece casi seiscientas páginas de versos hablando de mitología.

En el atardecer serrano, fresco, húmedo y hospitalario, hablamos de bibliotecas que se venden, se trocean, se convierten en fondo infinito de esta librería de viejo que hay que saber buscar cuando se llega a Mogarraz, pero que no se deja fácilmente. Salimos de su atmósfera libresca más quijotes, felices también de buscar el apatusco no solo de la cultura, sino de la maravillosa hostelería de la sierra. Y salimos, sobre todo, más convencidos de que la magia habita en esta tierra bendita. Y lo recomendamos. Porque es cultura, porque está viva y crea afectos y trabajo, gracia y descubrimiento. Gracias, Venancio, el librero de Mogarraz, ahora sí puedo decir que te conozco y cuánto, cuánto me alegro.

Fotografía: Fernando Sánchez Gómez.

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